Navegar sobre las olas de la historia en Castellar de la Frontera

Cuando se buscan huellas del pasado en Andalucía, es imposible pasar por alto Castellar de la Frontera. La historia del pueblo se remonta a siglos atrás y está ligada a su situación estratégica en una colina rocosa. Ya en el Paleolítico y el Neolítico hubo asentamientos humanos.

En las profundidades de la historia

La ciudad está situada en la provincia de Cádiz, en Andalucía. También forma parte de la comarca conocida como Campo de Gibraltar. Actualmente, la vida de sus habitantes se concentra en tres lugares, que son: Castellar Viejo (comúnmente conocido como El Castillo), Castellar Nuevo y La Almoraima. Lo que también diferencia a este lugar de los demás es la variedad única de planta chaparral que se encuentra aquí. Hoy en día, Castellar de la Frontera también es popular por su castillo medieval, que es la atracción turística más importante de la zona.

La presencia humana en la zona se documentó ya en el Paleolítico y el Neolítico a través del hallazgo de numerosas pinturas rupestres. En la antigüedad, los íberos que vivían aquí construyeron la torre Lascutana en Alcalá de los Gazules, cerca de Castellar. Durante la dominación romana de estas tierras se construyó un pequeño asentamiento en las inmediaciones de la torre, del que se conservan restos de edificios residenciales.

Numerosos hallazgos arqueológicos datan del periodo de dominación visigoda de la zona. El mayor florecimiento, sin embargo, no se produjo hasta la dominación islámica de la Península Ibérica. En el año 711 se construyó una alcazaba y al mismo tiempo se estableció un asentamiento residencial que, debido a su ubicación -en la frontera con Granada-, desempeñó un papel importante durante las guerras por Granada en el siglo XV.

Castellar de la Frontera era uno de los eslabones de la cadena de fortalezas del reino nazarí. Servía de enlace con la torre de Palmones y la bahía de Algeciras, y por el norte con Jimena de la Frontera. Un acontecimiento importante para la comarca fue la toma del castillo por Juan de Saavedra, comendador de Jimena de la Frontera, que tuvo lugar en 1434. Juan II concedió a Juan de Saavedra el gobierno de la villa y fue su familia, los Arias de Saavedra, la que reinó aquí durante generaciones.

Ubicación pintoresca

El pueblo se distingue por su forma característica visto desde arriba y, sobre todo, por sus calles anchas y sus casas blancas con grandes patios. También tiene una peculiaridad que lo distingue de otros de la región, y es que las casas tienen grandes jardines adornados con césped y palmeras, que también se caracterizan por una gran variedad de flores.

Entre los principales monumentos de la ciudad se encuentra el Castillo de Castellar, una fortaleza nazarí construida entre los siglos XII y XV. El Castillo de Castellar se alza sobre una escarpada ladera. Está situado en el centro del Parque Natural de Los Alcornocales, entre los ríos Guadarranque y Hozgarganta. En sus proximidades se encuentra el embalse de Guadarranque.

La fortaleza árabe sirvió de residencia a los condes de Castellar. Al analizar la arquitectura del edificio, cabe destacar la planta irregular y el recinto amurallado con barbacana y torres. En el centro del castillo hay una plaza de armas que conduce a un poblado interior con casas encaladas y calles estrechas y sinuosas.

Cabe mencionar que el edificio fue parcialmente restaurado en 1979. Desde mediados del siglo XVIII, el castillo de Castellar y sus alrededores pertenecieron a la familia principesca de los Medinaceli, hasta principios del siglo XX, cuando se les expropió parte de sus tierras. Hacia 1970, una empresa privada adquirió a la familia Medinaceli la Finca La Almoraima, el Castillo de Castellar y el monasterio.

El pueblo de Castellar de la Frontera fue declarado monumento histórico-artístico en 1963 y está catalogado como uno de los pueblos más bonitos de España desde 2019. Cuando el pueblo original -rodeado por un castillo amurallado- se quedó sin espacio, se convirtió en el núcleo de Castellar Viejo, ahora también conocido simplemente como ‘El Castillo’, y cedió su modernidad a Castellar Nuevo, que comenzó a desarrollarse a partir de 1971. Desde aquí, merece la pena dirigirse a la fortaleza de los Condes de Castellar -con su ayuntamiento y la iglesia barroca del Divino Salvador-.

En busca de las huellas del pasado

El Palacio de los Condes de Castellar, actual sede del Ayuntamiento, es un edificio construido entre los siglos XV y XVI y… demolido en 1977. En el pasado sirvió de prisión durante la Guerra Civil y más tarde se convirtió en colegio de las órdenes trinitarias. Tras su demolición, se iniciaron las obras para reconstruir el edificio, utilizando diseños originales y vestigios del pasado, que incluyen, entre otras cosas, fotografías y documentos antiguos.

Otro lugar digno de visitar es la Almoraima, cuya historia se remonta al siglo XVI y está vinculada a la construcción en 1603 del monasterio de San Miguel de La Almoraima, ocupado entonces por la Orden de los Frailes Descalzos de la Merced. El monasterio de San Miguel de La Almoraima pasó a ser propiedad de los duques de Medinacela en 1868.

Otro acontecimiento histórico importante asociado al nombre de la Almoraima fue la creación de la empresa corchera La Almoraima. Esta empresa supuso un revulsivo para la precaria economía de la comarca, basando su principal sustento en los recursos que ofrecía el alcornoque, árbol dominante en la vegetación de la zona. Almoraima comenzó a poblarse con nuevos vecinos y el desarrollo de la industria corchera propició también el establecimiento de un enlace ferroviario en la línea Algeciras – Bobadilla en 1890.

Santo Cristo de la Almoraima

Se trata de una imagen de 1603, traída de Madrid a petición de Beatriz Ramírez de Mendoza, condesa de Castellar. La aristócrata hizo la promesa de construir un monasterio en Castellar y la cumplió en 1603, cuando se fundó el Monasterio de La Almoraima. Al mismo tiempo, la condesa trajo la imagen de Cristo. Entre 1837 y 1840, debido al proceso de liquidación llevado a cabo por el gobierno, los hermanos del Monasterio de La Almoraima vendieron todas sus propiedades.

En 1973, los herederos del duque de Medinacela, entonces propietarios del cuadro, donaron la obra – Cristo de la Almoraima – a la comunidad local de Castellar.

También merece una visita la iglesia parroquial del Divino Salvador, que es la más importante de la zona. Construida sobre el antiguo emplazamiento de una mezquita árabe, consta de dos partes bien diferenciadas, correspondientes a las dos fases de su construcción. El ábside gótico data del siglo XIV, mientras que la ampliación de estilo gótico tardío data de finales del siglo XV y principios del XVI.

El importante papel de Guadarranque

La importancia de Castellar de la Frontera como pueblo y en cuanto a recursos aumentó en 1960, cuando se iniciaron las obras de construcción del embalse de Guadarranque. Hoy es una de las principales fuentes de agua potable del Campo de Gibraltar, junto con el embalse de Charco Redondo, en Los Barrios.

Además de abastecer de agua potable a todos los habitantes de la comarca, el embalse de Guadarranque cubre otras necesidades, como el abastecimiento del sector industrial de la Bahía de Gibraltar y el riego de todas las parcelas agrícolas de la zona. Está situado al pie de un cerro rocoso y elevado, desde donde es posible contemplar las vistas, aprovechando el mágico emplazamiento del castillo -situado en lo alto de la montaña-. El embalse de Guadarranque alcanza las 435 hectáreas.